jueves, septiembre 11, 2008

I

La voluntad vacía, la intención pura.
No quiero gemir de frío en el suelo.
Quiero una vida tranquila, una vida como confusión de conceptos. Como estaciones terminales.
Lo que busco es un fin y no una pura masacre.

Ha de caer agua en el suelo donde hablo de temblores.
Ha de haber sangre circulando por debajo de los rostros. Para cuando alguien se digne a mirar, ha de haber esferas grises, en el ojo.

Detrás del ojo digno de ser interrogado.
Para cuando haya frases, para cuando lleguen a tiempo.

............Asomémonos juntos al balcón desde donde nos dirán algo las luces, con su batalla a
muerte:

- ¡Viento, mucho viento!
- La noche cae sobre el agua con el peso del estómago sobre la mente.
- La muerte ha de caer sobre la vida en un momento impreciso del tiempo.

.............Así hablan las tres luces en su recta de números.




II

El cuadro de la vida comienza
en el punto donde se cruza
la vergüenza
la nulidad de las emociones
la niñez y la neurosis.
Tan liso como un espejo es el odio que se siente,
...el odio tranquilo
......nuevamente vacío
......del reflejo de los ojos en el espejo.
El odio que ya casi no puede levantarse de su cama.




III

Que no se me acuse de falta de compromiso.
..Pues yo solidarizo con el
......trocito de carbón escondido
......en la particularidad de un alma,
............me muevo en la frontera del cuerpo.
Ahí donde la comunicación es siempre difícil y frustra.

Yo no amo ni le temo al hombre.
Tan sólo me cuesta superar la distancia.