sábado, diciembre 09, 2006

Cuando estoy solo, sobre todo cuando no hay nadie cerca, llega una araña que entra por mi boca. Una araña grande, oscura, con muchas patas y muchos ojos, con los que husmea en todos los rincones de mi ser. También tiene muchas bocas, con las que dice de todo. Cada boca habla a su tiempo, dice verdades, esas que duelen a veces, o que al escucharlas uno se pone nervioso y se acomoda en su silla, o se rasca la cabeza o tose, mirando a otro lado. Dice cosas feas pero que a mí me gustan, no porque yo sea un sádico o un sicótico, sino porque esas cosas son feas ya que nadie se da el trabajo de escucharlas bien y aprenderlas. Como esos tragos amargos o muy fuertes, pero que igual tienen su sabor. Yo las escucho, y aprendo de ellas. O también trato de rebatirlas, de convertirlas en mentiras, de hacerlas caer y pisarlas, pero siempre fallo, ya que son demasiado abrumantes y trágicamente reales como para endulzarlas o hacerlas calzar dentro de la opinión general. He aprendido a vivir con estas verdades, y a veces a reírme de su tenebrosidad... esas verdades ya son mías. Quizás después de todo sí soy un sádico.
La araña entra por mi boca y se instala en mi cabeza. Así yo veo con sus miles de ojos. Veo a la gente, todos los tipos de gente, y al mismo tiempo voy escuchando lo que alguna de las tantas bocas de mi huésped tiene que decir respecto a ellos. Me veo al espejo desde distintos ángulos, me analizo con muchos ojos y muchas opiniones sobre mí. Me vuelvo loco, pero la araña sabe guiarme a través de estos análisis caóticos. Me hace ver atrocidades con una serenidad y empatía impresionantes. Ella sí me cuida, no puedo evitar tenerle cariño.
Sin embargo no se mete con mis pensamientos, mucho menos con mis emociones. Muchas veces he perdido el control y he desatado todas estas amarguras en arranques o actitudes algo irracionales, pero ella no interviene. Sabe que no me hace daño, que hasta cierto punto me libera y me llega a tranquilizar. Ella sólo se limita a mostrarme, a abrir mis ojos y a decirme cosas, a hablarme sobre la vida y mi existencia y mi soledad que la obliga a venir y entrar por mi boca.

martes, diciembre 05, 2006

Está en mi cabeza y baila con mis neuronas,
y echa raíces en el agua, de pie,
y flota, sabiéndose nada.
La veo imposible e insisto
en hacerla mía.