domingo, junio 25, 2006

A y B y no.

Llego tarde del remolino, y me siento en el largo sillón de cuero de los grandes, ya caídos, mientras vienen y van y vuelven las sombras mozas, musas de sin-nombre, con sus grandes y relucientes bandejas de plata y platino, me estiro y camino, abstraído, decaído, desgastados los ojos de tanto caminar entre gónadas femeninas, alguna vez fui el torbellino, el de allá afuera que arrastra botellas vacías y colillas de cigarrillo.

Y por dentro la cosa no varía tanto de color, la misma sangre fluye fluye y llega y me lleva, en autopistas circulares, sin lograr la coherencia que el nuevo gobierno exige. Ahora dejo de ser yo, llega el otro yo, casi usted, en relevo del cuerpo ebrio, nauseabundo y sucio.
(tanto física como moralmente).

Ahora soy yo y nadie se parece a tí, y no estas acá, sigues aquí. Me paro y camino, respiro, los sables de vino los tengo marcados en el cuaderno vacío, ese que alguna vez fue la mente. La duda. La pregunta, y me pregunto.

viernes, junio 23, 2006

Decadencia, armonía

Todo en orden, las interminables hileras de porqués y hastacuandos parecen acortarse desde este rincón de la mesa gris.
No pienso repensar el o los pensamientos de cuestiones impensables para el que no sabe pensar, ni doblepensar lo que estaba pensando recién. Que salga del alma en llamas y que no pase innecesariamente por acueductos y plantas de procesamiento subterráneo. A esto me refiero.
Alabo la imperfección de apodar con la frase perfecta a la ironía más grande, al ahorasí-ahorano del ancho mar de dudas, esas que van, vienen y no tienen pudor de ser.
Todo en calma.
Se llovieron los estandartes ideológicos, tormentosos, oscuros y rebeldes, luego de haberse consumido el fuego en sus mayúsculas. Voy perdiendo el discurso propio, no tanto por la abrumación de epístemes, mas bien por la falta de golpes duros y por la emotividad del nuevo siglo.
La misma emotividad que me aburre seguir describiendo.

domingo, junio 11, 2006

Cumplí con mi deber de cambiar el mundo

Y me dí cuenta, ya muy tarde, de la naturaleza cíclica de toda la creación humana, sobrehumana y subhumana.
Me dí cuenta que el azul, el mismo azul prepotente de siempre, azul de cielo joven y anfetaminado, por un breve y glorioso instante fue mas rojo que nunca.
Ahora la rosa cromática vuelve a su antigua posición de no transar ni negociar con la paleta infame del casi-revolucionario.
Fue bello mientras duró.
Olvidé hasta mi nombre.
No supe cuántos segundos pasan, minuto a minuto, y las horas no dejaron rastro en las puertas celosas del barrio.
Llovió y luego el sol, tímidamente, pasó frente mío, intencionalmente desapercibido.
Olvidé hasta mi edad, que cada vez es menos.
Fue bello mientras duró, como el vello duro del antebrazo muy golpeado, experimentado en esto de las contiendas clandestinas de temporada otoño-invierno. Olvidé afeitarme y la navaja oxidada quedó tirada en una esquina, bañada en sangre.
No supe de mi nombre ni mi apellido pero sí de mi segundo nombre, ese que armé con trozos de piel muerta de debajo de mi cama.

Supe dar vuelta las tazas de café de los grandes sabios, antiguos, autoritarios por derecho propio, al menos durante un flash momentáneo, dentro de la mente de alguien, mas no de todos. Ustedes.

viernes, junio 02, 2006

Sexopatía

La angustia del mundo actual me lleva a cometer crímenes de guerra, en tiempos de revolución donde los rehenes tienen siete pisos, y las víctimas del químico uniformado flotante duermen en pisos fríos, para luego emprender largos viajes y días enteros de carne pura y casta, mientras el papeleo de meses y meses y mesas de cinco patas entra en rotación planetaria, ángulos de 360 grados y miradas de reojo, el desalojo es inminente.
Saldrán todos en fila, todos muy iguales, y yo sin ser más igual a nadie, con manos y lengua entumecidos por el unodosunodos, vuelvo a casa sano y salvo, listo para violarme al ideal colectivo de libertinaje y violencia justificada.