jueves, julio 19, 2007

De dónde sale la palabra

Hay quienes pretenden estar quietos, tranquilos, solemnes mientras el todo acontece. Evito, sin embargo, las valoraciones, las superioridades. Herramientas antinaturales. El maldito lenguaje como conexión de los brazos, eso se puede decir con soberbia.

Me da pena escribir, y me cuesta decir el por qué. Si ese por qué existiese, sería algo así como una gigantesca botella, los cuerpos ciegos, todo pitagóricamente calculado. Eso es lo que se evita cuando se reciben en la cabeza los insultos, desde el subterráneo. No querer caer en ningún tipo de paréntesis. Cuesta, y lo suficiente.

La intemporalidad, qué complicado. Motivo de golpes cuando quieres que todo se caiga. Cuando efectivamente toda hora señalada se desvanece. Yo no sé a quién se busca cuando te acusan de renegado. Y no es de mala onda. Pero qué lástima cuando los vectores no se ven, y entonces los choques son maravillosos. La vida sería, en ese caso, dudosamente más simple.

sábado, julio 07, 2007

La Rabia

Justo ahora que salgo sin ases
sin guerras civiles,
con mi nombre, así de simple y la mirada,
como fija en un absoluto, sin tropiezos.
Así compiten los vientos de marzo,
a sangre fría, sin honores,
ahora justamente sin mayúsculas
sin despedirse
de su humanidad tácita
y su ropa negra de verano.

No faltan, sin embargo, los espasmos y los calambres,
el miedo ceremonioso
los corceles oscuros
la angustia, bella dama y su espejo:
un acto doméstico de rabia,
una mancha de tinta,
un subtítulo que repita sin pudores
el por qué de mi fobia a la calma.