sábado, agosto 09, 2008

La interlocución

Azules
son los espacios intermedios
un plano cuadriculado en donde
cada parte, cada casilla
en su intento de significarse a sí misma
de mostrar su risa y sus manos pálidas
se desdobla y da un paso
como indeciso
y siempre pensando en lo alto.
El azul es siempre muy grande
demasiado amplio, no se abarca tan sólo
posando los dedos con calma,
no se le convence con oratorias

No se le venera ni de lejos.

Porque la distancia
la maldita distancia
la repetitiva e insistente
la inevitable
heladísima
y comprensiva distancia
se impone como frontera, como espejo,
hay un camino seco y confuso
capaz de traerte
a tí con tus cosas, tus abrigos
y las respuestas que yo supongo vas recogiendo
para que las dejes sobre la mesa
con el brazo entumecido
y tomes asiento.

Esta mesa, en definitiva, no es azul.
Yo no lo quiero así.

Desde muy temprano, desde ayer incluso,
hace millones de años que se nos dispuso
en ámbitos distintos
con otros colores
con aromas insoportables para que no haya contacto.
Así nuestros pasos,
tristes en el círculo
merodeando la esfera de voces
endurecidos y casi sin uñas,
por las noches, luego de la pena, imaginan
que al sentarse a la mesa
la completitud empieza a configurarse.
Entre sueños hay quienes fantasean
con la cercanía y la hostilidad humanas,
la mano y los colmillos, la mirada.
Y ríen
porque es inevitable,
es un juego de niños
....................en el parque
....................en otoño
la calle vacía,
el diálogo es una cosa tan tierna.

1 comentario:

Sunyata dijo...

Me miran, pero saben que sólo soy un fantasma
Yo miro, pero miro sus fotos por dos horas seguidas