domingo, julio 27, 2008

quizás 4

Ha llegado el momento de sentirse culpable. Allá afuera los árboles se secan, hay espectáculos de sangre, hay pequeñeces que se matan a mordiscos. Sus tripas se esconden en la tierra. Les crece musgo. Se instalan las raíces en el fierro.

Mientras tanto, uno se queja en imágenes. Se agotan las palabras en la silla. Un milagro ya sólo consistiría en caminar. Pararse, invitarse uno mismo cordialmente, a la errancia.

Y no hay tiempo que sea tan propio...
Pues se trata de la sequedad misma, la quejumbrosidad del árbol.
La tarea, entonces, es más que mutua, más que pulmonar.

"Agobio", por decir algo, "agobio" salta a la vista como quien habla entre sueños: como con la duda, con la prisa. Y salta de súbito, porque ya es evidente la indeterminación.

El manotazo indeterminado.
Esa culpa que viene de no sé dónde.

3 comentarios:

Mal de archivo dijo...

tú lo has dicho, el silencio está guardado, inscrito, encriptado. se ha escríto su propio epitafio, que dice: "leéme, ¿serás tú capaz de ello?".

No compre aquí. Vendemos muy caro. dijo...

Cuático eso de la culpa.
Cuándo se imputa a alguien de una determinada acción como consecuencia de su conducta.
Lo raro es justamente que sea consecuancia de una acción, cuando realmente nunca hacemos algo.
cuec.
Saludos Max.

gonzalo dijo...

es cuatico wn, taba leyendo mi blog hoydia y descubri q todas mis weas van como cargadas de un aire triston, asi como de sufrimiento terrible encerrado en algun lado y por mas q busco no se donde esta escondido, se me hace q no esta no ma. Y q escribo asi xq no se de otro modo, si me ponen a hablar de la culpa, probablemente terminare escribiendo alguna tontera bien sufrida que no tenga nada q ver con la culpa