martes, agosto 29, 2006

Apología

quemé mis retratos
olvidé mis apellidos
borré tus rostros
para volver a ser lo que soy.
el huevito que llora
la puerta cerrada con llave
las paredes de rodillas, suplicantes
queriendo entrar al cielo.
prefiero no sellar con mi sangre el contrato
y no ligarme a mi firma de hombre solo
mis dibujos de niño mudo
mis cartas de amor a nadie
mis insultos al aire, no me atrevo
mi infancia tristona
ausente
mis proyecciones invertebradas
mis confidencias al espejo liso.
contemplen, regocíjense,
al ver que alguien camina lento
sin secretos ajenos que cuidar
como mascotas tiernas en el bolsillo.
reiremos al no mayusculizar
el hundimiento en picada
de mis manos en blanco y negro.

domingo, agosto 20, 2006

inventario de óleos

Orientando mis armas de fuego en ochocientos, seiscientos
saliendo de contexto a fumar cigarrillos en cuatro cuartos,
en nueve voltios,
en cima y por sobre.
Sumergido(s) en medio litro de repertorios,
en mar de volúmen bajo, somnoliento,
a velocidades furiosas apenas a flote
plasmado en cuadros muy modernos,
minoritariamente,
incoherentemente,
dominicalemente
acaloradas las mentes.

jueves, agosto 17, 2006

Metrónomo

Mis lápices piden renuncia, mis dedos acusan fatiga, mis ojos pierden dinero apostándole a los caballos,
unilateralmente.

El panorama poetizado de la complejidad absoluta me inhibe el impulso sexual, se me acaba el kilometraje en el momento en que la curva me hace repetir el saludo.
La película parece tener el mismo apellido,
mis diccionarios pierden su bilingüidad,
la pornografía diluye mis deseos de romance.

mientras no me decida por la caleidoscopiedad
el coágulo en la frente se me agranda,
la pared amiga se ríe me detiene me lastima y jaque-mate.

La evolución a ritmos pausados viene en camino, por limosna llega a cualquier lado,
y me veo acorralado, juntando los papeles, buscando domicilio transitorio.

miércoles, agosto 09, 2006

I

Freno en seco ante la pupila escarlata. Cierro puertas y ventanas de mi caparazón rodante, pasa la ira por fuera reclamando futuro. Me niego a dar propina, en el momento en que la manada de felinos corta la ciudad en dos mitades, más una y otra.

Una lágrima escapa horrorizada de mi planetoide a la diestra, corre sin hacer siquiera las maletas, sin el beso de despedida, sin apagar el equipo, sin cerrar con llave, sin pensar en volver. Y he ahí que se me escapa también la página uno, y me quedo sin ayeres. No alcanzo a frenar de nuevo cuando me bajo a tomar aire, el semáforo agarra confianza, el sol lanza sus cañonazos de nueva era, y me dispongo a cruzar a pie el abismo sobrante, con un guante descolorido y un zapato suelto, sin embargo.

martes, agosto 01, 2006

Pronóstico mens(tr)ual

Tortas de vino blanco, copas de futuro cortoplazista, inmoralidades en bonito envoltorio. Me bajo apurado del vagón sin pedir permiso, la inflamación de ciertos defectos me carcome las aortas entrecruzadas, y avanzo sin mirar a ambos lados.
Al salir a la calle el frío me mira con recelo, ya no me toma de la mano para cruzar paredes, y siguiendo en línea recta ya no sé quién me espera en casa, si acaso tú, o tú.

O acaso me demore más de diez días en flotar sobre el mundo, con tal que cuando llegue a la meta en común, jadeante y sudoroso, me encadenen a una nube de fierro, me cuelguen millones de kilos de culpa al cuello, y me obliguen a repetir en todos los idiomas y escalas posibles los capítulos de ésta, la novela de la inconsecuencia misma (o el peso irremediable de la consciencia madura).